domingo, 12 de septiembre de 2010

Desandando el Camino Real

Los chicos de cuarto grado viajamos a San Pedro Norte los días 24 y 25 de junio.
Nos reunimos en la escuela, desayunamos y luego que controlamos quienes formaban parte del grupo que viajaba, nos distribuimos en las ‘trafic’ de ambas municipalidades.
El viaje por el Camino Real fue bellísimo, ya que entre sierras salpicadas por palmeras, el camino serpentea sorprendiendo con pintorescos paisajes.





Desde lo alto visualizamos a lo lejos una capilla blanca y como fondo la villa.
Al llegar a destino nos sorprendió una bella, moderna y encantadora hostería de dos pisos.
Descendimos de los vehículos, cargamos nuestro equipaje y nos dirigimos a las habitaciones que nos habían asignado. Eran preciosas, con amplios ventanales, camas de algarrobo y baño privado.





A pesar del viento y la tierra, salimos a conocer el lugar. Subimos al Cristo, caminamos hasta la plaza y jugamos en el parque hasta la hora del almuerzo.









Por la tarde recorrimos el rio desde el balneario hasta el dique que provee de agua al pueblo. Aunque parezca mentira la recorrida finalizó con una divertida excursión al cementerio para ver las tumbas verticales, que incluyó la exploración de otras tumbas y la observación de calaveras y huesos largos.
Regresamos tan hambrientos, que como nunca nos deleitamos con la exquisita leche con chocolate acompañada de pasta frola, que nosotros mismos habíamos elaborado en la escuela.
Hasta el crepúsculo jugamos sin parar en los juegos de la guardería y al fútbol en la cancha reglamentaria que se encuentra en medio del pueblo, al alcance de todos.







Antes de la cena, nos bañamos en duchas con agua caliente. Aprovechando la oscuridad de la noche miramos la luna de cerca, con un telescopio, y descubrimos que está llena de cráteres. Con una choripaneada dimos por terminada la jornada.
Luego de un reparador sueño, por la mañana ordenamos nuestros bolsos y disfrutamos de un elegante desayuno que nos regaló el Sr. Intendente del lugar.
Más tarde, visitamos el Museo histórico e identitario “El viejo almacén de los Varela” recientemente inaugurado y que contiene piezas muy interesantes que vale la pena mirar.





Mientras las chicas prepararon el almuerzo, los varones jugaron en el parque. El guiso de arroz salió riquísimo.



Se aproximaba la hora de emprender el regreso y teníamos unas ganas enormes de quedarnos unos días más. Fue todo tan lindo, los momentos compartidos y las experiencias que vivimos, que nunca las vamos a olvidar.






En el viaje de vuelta, nos detuvimos en la posta de san Pedro Viejo, donde hay una antigua estancia del siglo XVII, cuidadosamente restaurada y convertida en un hotel de campo que atrae especialmente al turismo europeo. En la capilla de san Pedrito, vimos una exposición de pintura, con diez cuadros pertenecientes al pintor Mario Sanzano. En este lugar todo es bello y uno no se cansa de mirar y mirar y disfrutar, pero se hacía tarde y el chofer aceleró nuestro regreso.

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